Ganar el gran premio de la lotería no siempre da fama internacional, pero sí da notoriedad si se dona casi por completo el premio como ocurrió con una pareja de jubilados canadienses.
Violet y Allen Large, que viven en una pequeña casa en Lower Truro en Nueva Escocia (este), ganaron más de 11 millones de dólares en julio del año pasado.
Como consideraron que no necesitaban nada y que el dinero no trae la felicidad, hicieron una lista en la que anotaron, además de miembros de su familia, hospitales, servicios de bomberos, iglesias, cementerios y organismos de beneficencia. Luego comenzaron a firmar cheques.
Cuando su generosidad terminó siendo recogida por los medios, primero en los de Halifax (capital de su provincia) y luego en los de todo Canadá, sus rostros sonrientes comenzaron a aparecer en la televisión y, en viernes, en la portada del diario de referencia de ese país, The Globe and Mail.
“El dinero no compra la felicidad”, repitió Allen, ex soldador de 75 años, explicando por enésima vez en múltiples entrevistas su decisión de donar el dinero que les cayó del cielo.
Y la mujer dijo que sí se considera afortunada, pero sobre todo porque no sufrió náuseas tras un tratamiento de quimioterapia que recibió para combatir un cáncer. Pero reconoció el placer de observar las reacciones de los destinatarios: “Cuando ven el cheque, abrían los ojos como platos”, dijo en Radio-Canadá. Los Large guardaron para sí 2% del premio, es decir cerca de 200.000 dólares.