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¿Qué significa “ser hombre” hoy?
Durante décadas, la masculinidad ha estado ligada a modelos tradicionales: fuerza física, liderazgo, control emocional, autosuficiencia, proveedor económico.
Sin embargo, en los últimos años, este modelo hegemónico se ha puesto en cuestión por movimientos feministas, cambios culturales y una creciente apertura emocional y social.
En 2025, hablar de masculinidades en plural no es una moda, sino una necesidad social y personal.
Los hombres se enfrentan a nuevos retos, oportunidades y contradicciones que exigen repensar el papel que ocupan en la familia, en el trabajo, en las relaciones y en la sociedad.
¿Qué es la masculinidad tradicional?
La masculinidad tradicional —también llamada “masculinidad hegemónica”— está basada en una serie de normas sociales rígidas, como:
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No mostrar debilidad
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Ser competitivo y dominante
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Reprimir emociones (salvo la ira)
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Rechazar todo lo que se asocie con lo “femenino”
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Ser el principal sostén económico del hogar
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Resolver problemas sin ayuda
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Tener éxito como sinónimo de poder
Este modelo ha servido durante siglos para mantener estructuras de poder, pero también ha generado presiones, sufrimiento y desconexión emocional en los propios hombres.
¿Qué consecuencias tiene ese modelo?
Más allá del privilegio que otorga, la masculinidad tradicional también pasa factura:
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Altas tasas de suicidio masculino (especialmente entre jóvenes y adultos mayores)
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Dificultades para expresar afecto o pedir ayuda
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Problemas de salud mental no tratados
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Violencia ejercida o sufrida por falta de herramientas emocionales
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Paternidades distantes o ausentes
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Relaciones basadas en el control o la dependencia emocional
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Soledad no reconocida
El cambio hacia una masculinidad más sana y diversa no solo beneficia a las mujeres, sino a los propios hombres.
Nuevas formas de ser hombre
En los últimos años han emergido múltiples narrativas que rompen con el modelo único y rígido de masculinidad. Algunas características comunes:
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Apertura emocional: expresar tristeza, miedo o vulnerabilidad
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Paternidad activa: cuidar, nutrir, estar presente
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Rechazo a la violencia como forma de afirmación
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Corresponsabilidad en tareas del hogar y crianza
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Cuidado propio: salud física y mental, imagen sin presión estereotipada
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Apoyo al feminismo y lucha contra el machismo cotidiano
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Identidades diversas: hombres gais, trans, no binarios o fuera del canon tradicional
Estas nuevas masculinidades no pretenden negar lo masculino, sino desvincularlo de la dominación, la rigidez y la imposición.
El papel de la educación y los referentes
La transformación de la masculinidad comienza desde la infancia. Es clave:
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Educar a niños con libertad emocional
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Evitar frases como “los hombres no lloran” o “compórtate como un hombre”
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Promover juegos y actividades no condicionadas por género
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Visibilizar referentes masculinos que cuidan, sienten, acompañan
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Integrar la educación emocional en las escuelas
También influyen los medios, las redes y la cultura pop. Cada vez más personajes, influencers o deportistas rompen con estereotipos y abren conversaciones sobre vulnerabilidad, autocuidado y diversidad.
Masculinidades e interseccionalidad
No existe una única forma de ser hombre. Factores como la clase social, la etnia, la edad, la orientación sexual o el contexto cultural influyen en cómo se construye la identidad masculina.
Por eso es importante hablar de masculinidades en plural, y no imponer un nuevo “ideal masculino” igualmente excluyente.
El objetivo no es reemplazar un molde por otro, sino abrir el espectro y permitir que cada hombre se reconozca en su propia forma de estar en el mundo.
¿Por qué a algunos hombres les cuesta el cambio?
La transición no es sencilla. Muchos hombres sienten:
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Miedo a perder poder o reconocimiento
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Dudas sobre su rol en la pareja o la familia
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Desorientación ante nuevas expectativas
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Vergüenza o presión social al mostrarse vulnerables
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Rechazo a cambiar hábitos que consideran “naturales”
Es importante acompañar estos procesos con escucha, espacios seguros y referentes positivos, no con culpa ni burla.
El cambio no se impone: se construye desde el diálogo y la conciencia.
Masculinidades y feminismo: ¿enemigos o aliados?
Uno de los grandes retos del siglo XXI es construir alianzas entre feminismo y nuevas masculinidades.
Muchos hombres aún ven el feminismo como una amenaza. Pero los hombres que se comprometen con el cambio entienden que:
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El feminismo no odia a los hombres, sino al patriarcado
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Romper con la masculinidad tóxica libera a todos
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Ser feminista no implica dejar de ser hombre, sino ser un hombre más justo y consciente
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Participar en la transformación social es responsabilidad de todos, no solo de las mujeres
La lucha por la igualdad también pasa por redefinir qué tipo de hombres queremos ser.
¿Qué pueden hacer los hombres hoy?
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Revisar sus privilegios y su historia personal
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Hablar con otros hombres sin miedo ni juicio
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Escuchar activamente a mujeres y personas diversas
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Participar en talleres, lecturas o grupos de reflexión
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Pedir ayuda profesional si hay malestar emocional
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Ser parte del cambio, aunque sea incómodo al principio
No se trata de ser perfectos, sino de ser honestos y responsables con nuestro lugar en el mundo.
Conclusión
Las masculinidades están en transformación. Y aunque el proceso es complejo, abre la puerta a relaciones más sanas, igualitarias y humanas.
Ser hombre hoy ya no implica seguir un guion rígido. Implica escribir uno propio, desde el respeto, la empatía y la libertad.
Y quizá ese sea el verdadero valor de esta nueva etapa: poder ser uno mismo, sin miedo y sin máscaras.