Patinetes eléctricos y convivencia urbana: ¿necesita Valencia una nueva regulación?

Nuevo certificado para patinetes eléctricos en Valencia y multas a partir  del lunes 22 de enero

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Los patinetes eléctricos llegaron a Valencia como una solución de movilidad rápida, limpia y económica. Sin embargo, su implantación masiva ha traído consigo un nuevo conflicto urbano: el de la convivencia en calles, aceras y carriles bici. En una ciudad que aspira a ser referente en movilidad sostenible, el crecimiento desordenado del uso de los VMP (vehículos de movilidad personal) ha disparado los accidentes, las quejas vecinales y los debates sobre su regulación. ¿Está preparada Valencia para este reto? ¿Hacen falta nuevas normas? ¿O simplemente se necesita aplicar mejor las que ya existen?

El boom de los patinetes en cifras

En 2025, Valencia cuenta con más de 10.000 patinetes eléctricos circulando por sus calles, entre vehículos privados y flotas de alquiler compartido. Según datos del Ayuntamiento, los desplazamientos en VMP han aumentado un 40 % respecto a 2023. Se calcula que en horas punta, 1 de cada 5 vehículos individuales en el centro es un patinete eléctrico. Esta popularidad se ha visto impulsada por el bajo coste, la facilidad de uso y la creciente red de carriles bici. No obstante, este crecimiento también ha traído consecuencias no deseadas: en el último año se han registrado más de 500 incidentes relacionados con patinetes, desde atropellos leves a caídas graves en zonas peatonales.

Los puntos de conflicto: aceras, velocidad y aparcamiento

Las aceras son, sin duda, el espacio donde más se ha evidenciado el conflicto entre peatones y usuarios de patinetes. A pesar de que la normativa prohíbe circular por ellas, muchos conductores siguen haciéndolo para evitar calzadas o tramos inseguros. Esto genera situaciones de riesgo, especialmente para personas mayores, niños y personas con movilidad reducida. La velocidad es otro factor problemático: aunque el límite legal es de 25 km/h, en calles estrechas o zonas compartidas este ritmo puede resultar peligroso. A ello se suma el problema del aparcamiento desordenado. Patinetes tirados en la acera, bloqueando portales o aparcados en zonas de paso generan malestar entre vecinos y comerciantes. Aunque Valencia ha empezado a instalar aparcamientos específicos para VMP, su número sigue siendo insuficiente.

¿Multas suficientes? Lo que dice la normativa actual

Desde 2021, los patinetes eléctricos deben cumplir ciertas reglas básicas: prohibido circular por aceras, obligatorio llevar luz, prohibido el uso del móvil y del casco en menores de 16 años. Las sanciones van desde los 100 hasta los 500 euros, pero la percepción general es que la normativa no se aplica con regularidad. “Me multaron por ir sin casco, pero veo cada día a gente por la acera y no les dicen nada”, comenta Álvaro, usuario habitual. La Policía Local reconoce que es difícil controlar un volumen tan alto de infracciones y pide más colaboración ciudadana y campañas de concienciación.

La opinión de los peatones

Muchos peatones, especialmente personas mayores, ven los patinetes como una amenaza. Rosa, vecina de Extramurs, explica: “He tenido que saltar más de una vez para que no me atropellen. Van como misiles y encima te insultan si les dices algo”. Asociaciones de defensa del peatón reclaman medidas más estrictas: zonas 100 % peatonales sin ningún tipo de VMP, más controles y formación obligatoria para usuarios noveles. “No estamos en contra de los patinetes, pero sí de que vayan por donde no deben y a toda velocidad”, subrayan desde la plataforma València Camina.

El punto de vista de los usuarios

Por otro lado, muchos usuarios de patinetes reclaman más infraestructura y claridad legal. “No podemos ir por acera, pero tampoco nos sentimos seguros en la calzada con coches. A veces no hay carril bici y hay que improvisar”, señala Lucas, estudiante de la UPV. También piden más puntos de aparcamiento y una regulación más coherente que tenga en cuenta su papel como vehículo intermedio entre la bici y el coche.

¿Nueva regulación o mejor aplicación?

Desde el consistorio se plantean varias soluciones: ampliar la red de carriles exclusivos para VMP, delimitar claramente zonas de aparcamiento obligatorio, aumentar las campañas de educación vial en institutos y universidades, e incluso crear un registro municipal de usuarios frecuentes. No obstante, muchos expertos coinciden en que el problema no es tanto la falta de normas como la dificultad para hacerlas cumplir. “No necesitamos una ley nueva cada vez que aparece un conflicto urbano. Lo que hace falta es que la policía tenga recursos y apoyo para aplicar bien la que ya hay”, indica un técnico en movilidad del Ayuntamiento.

Hacia una ciudad de convivencia real

Valencia está en pleno proceso de transformación hacia una ciudad más sostenible, donde la bici, el patinete y el peatón tengan cada vez más protagonismo. Pero esta convivencia requiere responsabilidad compartida: de los usuarios, de las instituciones y de los vecinos. Los patinetes no van a desaparecer, pero sí deben integrarse con cabeza y respeto. Porque la movilidad del futuro no solo se mide en velocidad, sino en cómo nos cuidamos unos a otros al movernos por la ciudad.