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El verano en la Comunitat Valenciana es mucho más que sol y playa; es también una época en la que las fiestas populares cobran un protagonismo especial, entremezclando historia, tradición y diversión en ambientes cargados de cultura y alegría. Aunque La Tomatina, celebrada en Buñol, es la fiesta veraniega más famosa a nivel internacional, la región alberga numerosas celebraciones menos conocidas que ofrecen experiencias auténticas, llenas de color y significado para quienes quieran descubrir la riqueza festiva valenciana más allá del turismo habitual.
La Tomatina de Buñol, celebrada el último miércoles de agosto, es un fenómeno mundial que atrae a miles de personas de todas partes para participar en una batalla amistosa de tomates. Esta fiesta tiene sus orígenes en la década de 1940 y, aunque puede parecer solo un evento lúdico, está profundamente ligada a la identidad local y a la historia de Buñol, reflejando la capacidad de la comunidad para transformar tradiciones espontáneas en un evento cultural consolidado. Más allá de la batalla, La Tomatina incluye desfiles, música y actividades para toda la familia, y está organizada con rigurosas medidas de seguridad y respeto ambiental.
Sin embargo, la Comunitat Valenciana es un territorio rico en otras celebraciones veraniegas menos mediáticas pero igualmente fascinantes. Por ejemplo, en la Villa de Pego, en la comarca de la Marina Alta, se celebra la Fira i Festes de la Mare de Déu dels Àngels en agosto. Esta fiesta combina actos religiosos con ferias de artesanía, conciertos de música tradicional y actividades para niños, manteniendo viva una tradición que fusiona la devoción con la cultura popular. La participación comunitaria es intensa, y la gastronomía local juega un papel fundamental con degustaciones de platos típicos.
Otra joya festiva es la Fiesta de San Juan que se vive en varios puntos costeros de la región, como en Denia, Gandía o Jávea. Esta celebración, con hogueras en la playa y rituales vinculados al fuego y al agua, simboliza la llegada del solsticio de verano y la purificación mediante el fuego. Los valencianos aprovechan esta noche para reunirse, saltar sobre las llamas y disfrutar de fuegos artificiales, música en vivo y la tradicional “coca de Sant Joan”, un dulce típico que endulza la noche más corta del año.
En la Costa Blanca, pueblos como Villajoyosa mantienen las Fiestas de Moros y Cristianos durante el verano, con espectáculos de música, desfiles y representaciones históricas que rememoran la Reconquista. Estas fiestas, cargadas de simbolismo y colorido, son una muestra del folclore valenciano y una oportunidad para que visitantes se sumerjan en las raíces culturales de la región.
Además, en la provincia de Castellón, la localidad de Vinaròs celebra en agosto la Fiesta de San Juan Bautista, una tradición marcada por competiciones de barcas, bailes y procesiones marineras. Este tipo de eventos muestran la estrecha relación entre las comunidades costeras y el mar, enfatizando la importancia del patrimonio marítimo en las festividades veraniegas.
No podemos olvidar la Feria de Julio de València, que aunque empezó en el siglo XIX, sigue siendo una referencia importante del verano en la ciudad. Combina actividades culturales, conciertos, corridas de toros, ferias infantiles y fuegos artificiales, creando un ambiente festivo que llena de vida las calles y plazas valencianas. La Feria de Julio es un reflejo del carácter abierto y alegre de la capital valenciana, que invita a todos a disfrutar de su cultura en verano.
Estas fiestas veraniegas menos conocidas ofrecen la oportunidad de vivir tradiciones genuinas, lejos del turismo masivo, y conocer el alma valenciana a través de la música, la gastronomía, la historia y la convivencia. Participar en ellas es conectar con una parte esencial del patrimonio cultural inmaterial que se transmite de generación en generación.
Finalmente, muchas de estas celebraciones incorporan elementos sostenibles, promoviendo el respeto por el medio ambiente y el uso de materiales reciclables en decoraciones y actividades, un reflejo del compromiso creciente de la Comunitat Valenciana con la preservación de sus recursos naturales.
En conclusión, más allá de La Tomatina, el verano valenciano ofrece un abanico amplio y diverso de fiestas y tradiciones que merecen ser descubiertas y disfrutadas. Desde hogueras en la playa hasta ferias tradicionales, estas celebraciones son una invitación a sumergirse en la cultura local y vivir un verano lleno de emociones y recuerdos inolvidables.